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Buenos días a todo el mundo. A menudo se considera a China un rival del orden internacional de la posguerra liderado por Estados Unidos. Sin embargo, cuando el presidente chino, Xi Jinping, habló con el presidente Donald Trump la semana pasada, transmitió un mensaje diferente: China y Estados Unidos “lucharon codo con codo contra el fascismo”, le dijo a Trump, y añadió que deberían “salvaguardar los logros de la victoria en la Segunda Guerra Mundial”. ¿El mensaje implícito? Xi parecía sugerir que Estados Unidos debería ponerse del lado de China respecto a Taiwán. Si no lo entiendes, sigue leyendo. En esta edición escribo sobre por qué proliferan las discusiones sobre la Segunda Guerra Mundial a medida que se desmorona el orden de la posguerra. También:
Una versión sobre la Segunda Guerra Mundial está en juegoEn septiembre, China celebró un desfile militar para conmemorar el aniversario número 80 del fin de la Segunda Guerra Mundial. Se lanzaron cañones, sobrevolaron aviones de combate y desfilaron misiles y soldados en marcha marcial por la plaza de Tiananmén, una exhibición de poderío militar y de expansión de su influencia a nivel mundial. También se desplegó un relato singular de la guerra, que asigna a China un papel central en la victoria contra la Alemania nazi y el Japón imperial. En esta versión, como dijo entonces el presidente de China, Xi Jinping, Pekín y Moscú fueron los “vencedores principales”. Desde entonces, China ha invocado de manera reiterada la Segunda Guerra Mundial, en la llamada telefónica de Xi con Trump, pero también en interacciones con funcionarios europeos. La retórica siempre se centra en derrotar al fascismo y resguardar los saldos de la guerra. Pero el mensaje implícito es que Japón, que recientemente dejó claro que intervendría militarmente si Taiwán fuera atacado, es un agresor histórico al que hay que mirar con recelo. Cada país tiene su propia versión de la Segunda Guerra Mundial. Pero en gran medida son las versiones del mundo occidental sobre la guerra —quién ganó, en qué consistió y cuáles son sus lecciones— las que han configurado el orden internacional de la posguerra. Hoy, ese orden se está desmoronando. Y países como China, a medida que ganan relevancia y poder, están utilizando parte de ese poder para presentar sus versiones de esta historia, con posibles implicaciones para cualquier orden internacional que surja en el futuro. Una guerra como ninguna otra ¿Por qué los relatos sobre la Segunda Guerra Mundial siguen teniendo tanto peso? Como me dijo el historiador Antony Beevor, “la Segunda Guerra Mundial fue una guerra como ninguna otra” y, sin embargo, para mucha gente, paradójicamente, es “la definición misma de la guerra”. Todos los países del mundo vivieron el mismo acontecimiento. Pero no lo vivieron de la misma manera. Todas estas historias individuales nunca se han reconciliado realmente en una sola, dijo Beevor. Ahora que el equilibrio de poder en el mundo está cambiando, estamos viendo más competencia sobre qué versión adquiere prominencia. Para los países que derrotaron a la Alemania nazi y a sus aliados, incluido Japón, la guerra fue una batalla épica entre el bien y el mal. Estos países evocan generosamente esa historia en conmemoraciones periódicas y en los programas escolares para unir a la gente en torno a una bandera. Los países derrotados en la guerra tienen relaciones más complicadas con esa historia, pero esta sigue definiéndolos. La identidad de la posguerra de Alemania en gran medida ha girado en torno a la expiación. En Japón, los debates sobre si el país se ha disculpado lo suficiente y si debe abandonar formalmente la postura pacifista que tuvo que adoptar tras la guerra son temas abiertos en la política contemporánea. Alemania y Japón siguen siendo una parte integral de la historia que prevalece en Occidente sobre la Segunda Guerra Mundial, porque se convirtieron en un eslabón esencial del sistema de alianzas de la posguerra de Estados Unidos. En cambio, la Unión Soviética, que perdió aproximadamente 24 millones de vidas en la Segunda Guerra Mundial, y China, donde murieron unas 20 millones de personas, no siempre han ocupado un lugar tan destacado en muchos relatos occidentales del conflicto.
Rusia lleva mucho tiempo argumentando que merece más reconocimiento por sus sacrificios en el frente oriental contra Hitler. La presión más reciente de China para que se mejore su papel en la guerra recuerda a este esfuerzo, aunque muchos historiadores creen que los nacionalistas chinos, que finalmente se retiraron a Taiwán, desempeñaron un papel más importante en la Segunda Guerra Mundial que los comunistas. No se trata solo de un ejercicio intelectual. Los enfrentamientos sobre la historia siempre buscan moldear el presente. Nueva historia, nuevo orden A menudo, los países occidentales han usado referencias a la Segunda Guerra Mundial que les convenían: el gobierno de George W. Bush comparó los atentados del 11 de septiembre con Pearl Harbor, y comparó a Sadam Husein con Hitler. Un defensor del brexit comparó la salida de la Unión Europea con la evacuación de los soldados británicos de Dunkerque, Francia. China está usando la Segunda Guerra Mundial ante los líderes occidentales porque está tratando de cambiar su percepción de Japón a algo que se parezca más a la de China: Japón como un país con un historial de agresión que constituye una amenaza potencial para sus vecinos. Forma parte de un impulso más ambicioso para reclamar finalmente Taiwán, justificado, en parte, por las ideas de China sobre lo que se le debe por sus sacrificios durante la guerra. Rusia, que se refiere a la Segunda Guerra Mundial como la Gran Guerra Patria, evoca de manera deliberada la guerra cuando habla de “desnazificar” Ucrania. La versión en la que se ha basado el orden internacional de la posguerra liderado por Estados Unidos, me dijo Beevor, era una en la que Estados Unidos liberó a Europa del fascismo y le dio la democracia liberal y el capitalismo de libre mercado. De ahí surgieron instituciones internacionales (e intervenciones militares) que pretendían promover la democracia y el libre comercio. Pero China ve la Segunda Guerra Mundial como parte de un esfuerzo más prolongado contra el imperialismo japonés que culminaría con la reunificación de China continental y Taiwán, una promesa que, desde la perspectiva china, aún no se ha cumplido. De esta historia surge todo un conjunto distinto de suposiciones sobre cómo debe ser el mundo, dijo, desde lo que significa “soberanía” hasta cómo deben responder otros países a un Japón que se está rearmando. Las historias relacionadas con la Segunda Guerra Mundial están cambiando. Pero 80 años después, esa guerra sigue siendo fundamental para muchas identidades nacionales. Ahora, estamos entrando en un periodo de pos-posguerra. Y nuestros puntos de vista sobre la Segunda Guerra Mundial vienen con nosotros. Relacionado: En una entrevista en la Cumbre DealBook, el presidente de Taiwán advirtió que China estaba intensificando su campaña de intimidación contra la isla. ¿Quieres darnos tu opinión sobre este boletín? Responde a nuestra breve encuesta aquí. OTRAS NOTICIAS DESTACADAS
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| Sima Diab para The New York Times |
Vivian Yee acaba de terminar su periodo como jefa de la corresponsalía de El Cairo después de casi cinco años en la ciudad. Y nos envió sus lugares favoritos.
Visita el Museo Gayer-Anderson y la Mezquita de Ibn Tulun. Un museo de arte y antigüedades islámicas impresionante pero no desalentadoramente enorme, repartido en dos recintos centenarios. El museo también está junto a una de las mezquitas más antiguas de El Cairo. Sube al minarete en espiral de la mezquita para contemplar las torres de palomas encaramadas en lo alto de las casas cercanas, la mezquita de la ciudadela con cúpula de plata de Saladino y el millón, o más, de antenas parabólicas de El Cairo.
Ve de bares por el centro de la ciudad. Las licencias de alcohol son difíciles de conseguir en el Egipto actual. Por eso, los pocos lugares que sirven bebidas en el centro de El Cairo son antiguos, de épocas más permisivas, y probablemente tengan más años que tu abuelo. Su edad es visible, pero también tienen mucho encanto. Puedes ir sin compañía al Café El Horreya para tomar una copa que solo puedes encontrar en El Cairo bajo luces fluorescentes, o al Club Griego para disfrutar de una azotea techada que no te engañará haciéndote creer que estás en Atenas, pero te hará reír.
Pasea por el puente Qasr el-Nil o por la calle Al-Moez. Durante el día, recorre la histórica calle Al-Moez, donde pasarás junto a mezquitas medievales, escuelas y viviendas amuralladas. Comienza en la antigua puerta fatimí de Bab al-Nasr, que fue una de las entradas de la ciudad, y dirígete hacia el sur hasta la doble torre de Bab Zuwayla. Al anochecer, contempla una de las vistas más impresionantes de El Cairo desde el puente Qasr el-Nil, que cruza el Nilo.
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| Ryan Liebe para The New York Times |
En este plato clásico australiano, la carne condimentada con hinojo y hierbas es un relleno embriagador para un hojaldre crujiente y mantequilloso. La receta original del rollo de salchicha lleva carne molida de cerdo. Pero el pollo, el pavo o la carne vegetal molidos también sirven.
Esta foto apareció en un reportaje del Times…
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| Renaud Philippe para The New York Times |
Esta es la llamada capital mundial del oso polar. ¿Dónde está?
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