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Ante la escasez y el riesgo de levantamientos, los europeos miraron al este, a las estepas que, ayer como hoy, eran grandes productoras de grano. El problema es que entonces mandaba la Horda de Oro y las dos potencias italianas, Génova y Venecia, guerreaban con los mongoles. “Los Consejos de ambas ciudades presionaron en el segundo trimestre de 1347 para una rápida paz”, recuerda Bauch. Ya en el tercer trimestre, empezaron a llegar los barcos cargados de grano a los puertos de la Europa mediterránea. Y, con ellos, la peste. Las fechas encajan. Todos los primeros brotes se dieron en ciudades portuarias. En Génova, la pesadilla empezó en noviembre. En Palma de Mallorca y Marsella en diciembre y ya en enero del 48 en Venecia. La apertura del comercio al este evitó la muerte por hambre, pero trajo la muerte negra.
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