¡Buenos días! Soy Nacho Meneses, coordinador del canal de Formación en EL PAÍS, y quiero daros de nuevo la bienvenida a una nueva entrega de nuestra newsletter. Poco a poco parece que vamos dejando atrás el mal tiempo, las lluvias remiten y el sol brilla cada vez con más fuerza. Una buena noticia para nuestros parques de placas solares, cada vez más si se tiene en cuenta que, en España, más de la mitad de la energía producida ya en 2023 provenía de fuentes limpias.
Sin embargo, persiste el problema del almacenamiento de los excedentes de esa energía que no se consume, ya sea por limitaciones tecnológicas, por coste, por falta de infraestructuras o por el desajuste entre producción y consumo. Y precisamente ahí es donde entraron los chicos de Atom H2, un grupo de estudiantes de Ingeniería de Diseño Industrial de Elisava, en Barcelona, que han diseñado una solución capaz de convertir y almacenar ese excedente de energía renovable no consumida en hidrógeno sólido, para luego poder reusarla como energía cuando se necesite. Un avance que les permitió ganar la fase nacional de los James Dyson Awards en 2024.
A menudo se tiene la idea de que las ingenierías son estudios demasiado complicados, fríos y distantes. Pero las soluciones que con frecuencia resuelven necesidades sociales tienen su origen en alguna disciplina de la ingeniería. Visibilizar ese lado más social y humano se antoja, por lo tanto, esencial para aumentar el número de matrículas en un sector cuyas perspectivas de empleo son más que halagüeñas.
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¡Un saludo y hasta la semana que viene! |