Tanto el Gobierno como el PSOE respiraron aliviados cuando comprobaron que ninguno de los socios pedía elecciones anticipadas. Aquí tenéis la crónica de la jornada de Carlos E. Cué y José Marcos. Pedro Sánchez admitió el grave error de haber confiado en quien no debía y pidió de nuevo perdón. Dijo comprender la indignación y reveló que él mismo se había planteado, como la solución más sencilla, dimitir. Pero añadió que tenía una tarea por terminar y que tirar la toalla no era una opción. "Admito que haya quien tenga dudas sobre lo que sabía o no sabía, pero yo no las tengo y por eso espero recuperar la confianza de los grupos y de los ciudadanos", dijo. Yolanda Díaz y el resto de los socios le dieron el balón de oxígeno que necesitaba, aunque con la advertencia de que todo puede cambiar si el caso Cerdán escala.
Alberto Núñez Feijóo hizo una intervención durísima, con ataques políticos pero sobre todo personales, en los que sacó a colación a toda la familia de Pedro Sánchez con insinuaciones malévolas que no venían a cuento. "Es usted un fraude. Usted no vino a limpiar nada, sino a ensuciarlo todo", resumió. Le siguió Santiago Abascal, quien dijo que "el único plan que vale es su dimisión" y tras su intervención abandonó el hemiciclo.
El PSOE recibió como una bendición el apasionado y firme discurso de apoyo de Yolanda Díaz, que estuvo sembrada en su jornada más difícil, en pleno duelo por la muerte de su padre. "Sé que usted es honrado, pero la ciudadanía progresista está angustiada, por la corrupción y porque no quieren que gobiernen las derechas", dijo.
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