Hoy se estrena Sin medida (Too Much) en Netflix, la primera serie de Lena Dunham como creadora desde el final de Girls en 2017. Y hoy deberíais haber leído en EL PAÍS una entrevista con su creadora, Lena Dunham, que hice por videollamada el 23 de junio. Pero dadas las circunstancias de aquella entrevista, decidimos no publicarla. Ella, Dunham, estuvo muy simpática y amable, dispuesta a contestar y se esforzó en dar buenas respuestas. Ninguna queja con ella. Pero la empresa que gestionaba las entrevistas no respetó el pacto de tiempo y condiciones acordadas con nosotros, por lo que hemos decidido que había que plantarse. Si ellos no cumplen, nosotros no tenemos por qué hacerlo tampoco.
Para no aburrir, resumo: habíamos pactado un tiempo de duración de esa entrevista y no se respetó, se nos recortó un tercio del tiempo sin previo aviso. Accedimos a la propuesta de Netflix de intentar completar la entrevista por escrito pero no llegaron las respuestas a tiempo tampoco. Los periodistas estamos acostumbrados a esas cosas en los demoníacos junkets (esas sesiones de entrevistas una detrás de otra, muchas veces con la presión del cronómetro delante de tus narices, marcando los minutos y segundos que te quedan). Pero no por ser normal deberíamos permitirlo. Ya han sido varias las ocasiones en que eso no se ha hecho y al final el cántaro se rompe. Mi cántaro se ha roto y he decidido que, por respeto a los lectores, que merecen entrevistas en las que yo haya podido preguntar todo lo que quiero preguntar, y por respeto también a los compañeros de prensa de las plataformas y cadenas que luchan por que tengamos el tiempo y las condiciones que pedimos y no merecen que terminemos enfadados y mal, no podemos aceptar ciertas cosas. Y volveremos a hacerlo cuando vuelva a ocurrir. A veces creo que se olvidan de que no son ellos (los entrevistados, sus publicistas, las plataformas y cadenas, las productoras) quienes nos hacen un favor concediendo una entrevista promocional, sino que somos los periodistas quienes hacemos el favor concediendo espacio y tiempo en nuestro medio.
Como vosotros no tenéis la culpa de estas cosas, os cuento en exclusiva algunas cosas que me dijo Lena Dunham en esa charla, que fue breve pero al grano (aunque se me quedaron fuera varias preguntas que tenía mucho interés en hacerle). Por ejemplo, le pregunté de qué forma los cambios que se notan entre Girls y Sin medida reflejan los cambios en su forma de ver el mundo: "Estoy respondiendo despacio a tu pregunta porque a la vez estoy pensando la respuesta", comenzó, reflexionando. "Es una serie más esperanzadora. Creo que yo estaba muy confundida por la vida después de dejar la universidad y durante mis 20. Confundida, decepcionada, asustada... Y entré en los 30 y encontré mucha más comunidad y esperanza y compromiso. Ahora me parece alucinante pensar en mis 20 y lo segura que me sentía de las cosas y lo que creía que sabía y cómo pensaba que entendía de qué iba el mundo. A mis amigos veinteañeros les suelo decir: deberías sentirte como si supieras todo ahora y no voy a convencerte de que no lo sabes todo, pero no puedes imaginar cuánto vas a aprender después. No hablamos mucho de cómo romantizamos la juventud, pero no hay nada tan maravilloso como conocerte a ti mismo y tener la experiencia de ser capaz de lidiar con lo que se cruza en tu camino".
Otra respuesta interesante fue la que me dio cuando le pregunté por los cambios en la industria audiovisual para las mujeres en los años que han pasado desde Girls hasta ahora. "Mi experiencia es que hay ciertas conversaciones que son más abiertas ahora sobre cómo es apropiado tratar a la gente y cómo no. Pero creo que hasta que la realidad política y la ley no refleje progresos reales, no solo para las mujeres, para la gente trans, queer, minorías de cualquier tipo, hasta que la ley no lo recoja y proteja a cada no, es difícil poder creer que se haya producido un cambio real".
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