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Ni pájaro ni avión: es Supermán y en su vida diaria, el superhéroe vive como periodista. En el mundo real, el del dinero contante y sonante, Superman ha dado un impulso mayúsculo a Warner Bros., un estudio de 102 años que llevaba una racha difícil en taquilla y de la que ahora empieza a recuperarse. La película, dirigida por James Gunn, costó 350 millones de dólares y solo en su primer fin de semana en cines norteamericanos recaudaba alrededor de una tercera parte de esa cifra. Además, el estudio ya prepara más filmes del universo de DC, un plan a 10 años que incluye Supergirl y nuevas entregas de la Mujer Maravilla y Batman. Desde 2013 que los cinéfilos no veían una nueva película solo dedicada a Superman en la pantalla grande, y la versión de Gunn ofreció controversia desde antes de estrenarse: el director dijo que Superman es un “migrante” y resumió la historia como enfocada en la pérdida de la bondad entre los humanos. Algunos sectores de derecha lo llamaron “Superwoke”.
“Es un metahumano, pero también es un hombre apegado casi cándidamente a la verdad, la justicia y algo llamado ‘el estilo de vida americano’: proteger al pequeño, apalear a los malos”, escribió Alissa Wilkinson en una reseña en la que admitió que esta versión del personaje la había cautivado. Desde sus inicios como un personaje de cómic, Superman ha enfrentado a políticos corruptos, a villanos intergalácticos y empresarios avaros e incluso al fascismo. En esta versión, además de ser un personaje bondadoso (no solo salva a la humanidad, también a una ardilla), debe lidiar con su origen alienígena. Y es que, si bien la historia de Superman es archiconocida, ser hoy ese superhéroe es complicado. Lo dijo mejor Junot Díaz en las páginas de Opinión hace algunos días: Evidentemente, es un momento incómodo para que un refugiado estadounidense amante de la paz como Superman vuelva a nosotros. Estamos en una época en la que alguien como Clark Kent, un periodista indocumentado de tendencia liberal, podría ser fácilmente interceptado por esbirros del gobierno enmascarados y sin identificación. Podría ser golpeado, encarcelado e incluso deportado a Sudán o Jarhanpur sin el debido proceso. Aunque resulte difícil de creer, protagonizar Superman tampoco resultaba atractivo para el actor David Corenswet en un inicio: temía no tener tiempo de dedicarse a su primogénita —que estaba por nacer—, que el guion fuera arriesgado o que le fuera demasiado bien: ¿y si tenía tanto éxito que lo encasillaban para siempre en ese personaje? “Para esa respuesta”, dijo Corenswet, “siempre recurro al gran Christopher Reeve, que dijo en una entrevista algo así como: ‘Si este es el único papel que voy a interpretar en toda mi vida, será un gran honor tener un personaje tan impactante y rico como único compañero’”. ¿Alguien te reenvió este correo? Haz clic aquí para recibirlo directo en tu buzón, gratis.
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